¿Gente viviendo en los ministerios? El desastre que dejó el kirchnerismo

El gobierno argentino avanza con la reducción del gasto público y el déficit fiscal, a pesar de los cuestionamientos del kirchnerismo. En las últimas horas, el cierre de la agencia estatal de noticias Télam fue el tema de debate en el país. Aunque los sectores críticos del oficialismo alzan la voz y cuestionan el plan “motosierra”, tarde o temprano termina saliendo a la luz algún tipo de material, que no hace otra cosa que renovar la simpatía mayoritaria de la opinión pública con el oficialismo, a pesar de la complicada actualidad económica.

Por ejemplo, apenas comenzaron las críticas por el cierre de la agencia de noticias estatal, se viralizaron en las redes sociales varias imágenes de lo que ocurría dentro de Télam. Cuando la gente ve que se trataba de una unidad básica kirchnerista, la defensa de éste y otros organismos burocráticos resulta cuesta arriba.

Mariano Cúneo Libarona, ministro de Justicia, fue uno de los primeros funcionarios en evidenciar públicamente la situación con la que se encontró cuando asumió sus funciones. Aunque no le llamó la atención a nadie, cuando confirmó el número de funcionarios con los que contaba su cartera, una vez más quedó sobre la mesa la incómoda realidad para el kirchnerismo que el Estado se terminó convirtiendo en una bolsa de trabajo para la militancia. ¿Con cuántos empleados encontró Libarona el ministerio? Con siete mil.

Pero la indignación de la opinión pública no se limita a la cantidad de personas que terminaron viviendo del Estado. En la medida en que avanzan los controles y las investigaciones, se confirma que las mismas dependencias públicas terminaron con finalidades de las más diversas e insólitas. Hasta se encontró una “cueva” donde cambiaban dólares.

En una entrevista ofrecida este lunes, Cúneo Libarona comentó algunos de los casos que descubrió en las propiedades de su ministerio. Una de las anécdotas que resaltó fue que se toparon con la vivienda de un hombre que salió “en musculosa y ojotas” que estaba “haciendo una milanesa” mientras miraba televisión.

En el mismo edificio donde tiene la sede su cartera, un funcionario de su gestión advirtió que habían cuartos en el estacionamiento donde estaba viviendo gente. En otra dependencia aparecieron dos personas con toallas que salían de la ducha, que ocupaban un espacio con el argumento de que sus domicilios quedaban lejos del lugar de trabajo. En el sitio donde se encontraban habían colchones y bolsas de ropa.

“Te encontrás estas cosas. Yo les puedo asegurar que es para escribir un libro”, señaló el ministro de Justicia.