Pasaporte Covid: la nueva travestía del autoritarismo llegó a la Argentina
Por Juan José Gómez Centurión:
El gobernador y varios intendentes de la Provincia de Buenos Aires así como funcionarios de la Ciudad de Buenos Aires y de otras ciudades del país están implementando o proponiendo una documentación totalitaria y discriminadora llamada coloquialmente como PASAPORTE COVID.
Deseo exponer mis razones contra este infame documento. Lo que no implica, de ninguna manera, estar en contra de las vacunas, ni de la decisión de las personas de vacunarse. A lo que me opongo es al mecanismo de control social disfrazado de política sanitaria.
En Argentina lo que faltan son vacunas, por lo que exigir a la gente un certificado de una medicación que está en falta y que además sólo puede ser administrada por el Estado porque el gobierno prohíbe (también inconstitucionalmente) otra forma de adquisición, es criminal.
Más allá de la incompetencia y corrupción en la gestión de la compra, traslado, distribución y aplicación de vacunas, sin olvidarnos jamás de la vergüenza de los vacunatorios vip, la sola idea de la implementación de un pasaporte Covid es un agravio contra todas las libertades individuales. Un pasaporte sanitario, además de ser claramente discriminatorio, esconde perversos mecanismos de opresión, es inútil a los fines de la salud (como el resto de las medidas que demostraron su ineficacia este último año y medio) y sólo sirve para exponer el autoritarismo de quien lo propone.
Con el agravante de que de todas las variedades de vacunas que están circulando, ninguna muestra evidencia concreta de prevenir definitivamente el contagio. Tanto es así que, si su eficacia fuera total, el vacunado no tendría que estar pensando si se vacunaron los demás. De hecho, los funcionarios tampoco confían en su eficacia al insistir en mantener los mismos cuidados del año pasado con personas vacunadas, generando una pésima sensación de inseguridad respecto de la solución que hasta hace unos meses parecía el fin de la pandemia.
Ante esta paradoja nos dicen que las vacunas reducen la carga viral. Si esto es así y la vacuna protege de casos graves ¿Cuál es el miedo del vacunado a vivir normalmente en sociedad? ¿O es que esperamos que sea responsabilidad del Estado el que no nos enfermemos nunca más? Quienes tratan de justificar la vacunación compulsiva con productos parcialmente eficaces, deberían pensar que es una contradicción obligar a alguien a inocularse un producto cuya eficacia es parcial y aún está en vías de estudio. Es injustificable la imposición.