Estalla el Campo: La presión de las retenciones llegó a su nivel más alto desde 2008

En medio de la fuerte tensión entre el Gobierno y el sector agropecuario, el peso de las retenciones se torna cada vez más aplastante a 20 años de su reintroducción distorsiva en el sistema tributario. En 2021, la recaudación nacional por derechos de exportación, como proporción del valor FOB de las exportaciones, alcanza el 15,5% y es el valor más alto desde 2008.

Solamente en lo que va de la administración de Alberto Fernández, el ratio entre recaudación por retenciones y exportaciones aumentó casi 5 puntos porcentuales con respecto al año 2019.

Tomando el promedio de la presión por retenciones durante el Gobierno de Fernández, la cifra asciende al 15,25%, holgadamente por encima del promedio registrado entre 2003 y 2015, que ascendía al 12,5%. Lejos de cualquier tipo de moderación, el kirchnerismo se radicaliza cada vez más.

El último gran estallido agropecuario había tenido lugar bajo la administración de Cristina Fernández de Kirchner y el ministro de Economía Martín Lousteau, que disponía la famosa “resolución 125” para elevar dramáticamente la alícuota por retenciones.

Como en aquel entonces, el sector agropecuario se encuentra asfixiado por los tributos a exportar, pero con una diferencia importante: la economía mantiene un estricto cepo cambiario sobre el comercio exterior, una condición que no estaba presente en 2008. La presión real sobre el campo es ahora mucho más intensa que antes, dado que los exportadores deben enfrentarse a un precio del dólar artificialmente bajo.

El último gran “tractorazo” del campo en la Capital Federal reclamó al Gobierno la eliminación de las retenciones, el alivio de la brutal presión fiscal y el cese de la excesiva intervención regulatoria. El hartazgo del sector agropecuario es el último eslabón en décadas de intervencionismo tributario y cambiario en contra del sector.

Con la sola excepción del Gobierno de Carlos Menem, que redujo a una mínima expresión las alícuotas por retenciones entre 1992 y 1999, y posteriormente de Fernando De la Rúa entre 1999 y 2001, todos los demás Gobiernos democráticos aplicaron retenciones en mayor o menor medida. Incluso antes de la llegada de la democracia en 1983, todos los Gobiernos desde la Revolución Libertadora aplicaron retenciones.

Como impuesto, las retenciones son exageradamente distorsivas porque generan un sesgo anticompetitivo en contra del país. En el mundo, sólo un puñado de países aplican efectivamente retenciones por un valor significativo a su recaudación: además de Argentina, se aplican en Rusia, Kazajistán, Bielorrusia, Costa de Marfil, Guinea-Bissau y Papua Nueva Guinea.