Argentinas, grandes consumidoras de porno: ¿Qué miraban durante la cuarentena kirchnerista?

El encierro de la cuarentena colaboró con un incremento de ciertos sectores de la economía, mientras que la mayoría caía por el suelo. En Argentina, mientras creció el consumo del vino en los supermercados, los bares y restoranes luchaban por sobrevivir en el marco de las restricciones. Uno de los sectores que más sufrió por la cuarentena fue el artístico, con los músicos y actores, sobre todo los independientes, impedidos completamente de trabajar. Sin embargo, el mundo del porno no se detuvo. A los usuales chequeos rigurosos de enfermedades de transmisión sexual a quienes se dedican al rubro, se agregó el requisito del PCR para las escenas, pero el universo triple X siguió andando (y facturando).

Mientras la gente estaba encerrada a la fuerza en su casa, el sitio de material para adultos Pornhub fue noticia en varias oportunidades. Inicialmente, por liberar muchos de sus contenidos Premium (pagos) y en otras, al informar sobre los hábitos de consumo de los seguidores, que muchas veces arrojaron datos curiosos e inesperados.

Algo que resultó llamativo en Argentina fue la revelación de que nuestras compatriotas se posicionaron como las terceras consumidoras de porno en el mundo. Sobre un total de los 16 países evaluados, solamente las colombianas y las filipinas entran más seguido a ver material condicionado que las argentinas.

El dato me generó inquietud y aproveché la impunidad del oficio para interrogar sobre sus hábitos de consumo a varias señoritas que saben a lo que me dedico, por lo que no dudaron de mis intenciones profesionales y serias. Claro que la labor iba a ser divertida, no vamos a negar que los tipos somos más “pajeros” que las minas. Bueno, la verdad es que me llevé una sorpresa grande: la mayoría de las entrevistadas reconoció un consumo más usual y frecuente que el mío. En muchos casos por bastante…

Aunque las entrevistadas (que pusieron énfasis en la necesidad del anonimato, pero que no tuvieron ni pudor ni reparos en respuestas directas) manifestaron diferentes gustos, sí salieron en las conversaciones varios denominadores comunes, tanto en lo que les agrada como en lo que les disgusta. La totalidad reconoció un rechazo total por el porno hegemónico noventista del que veíamos en los VHS: las escenas de los musculosos depilados bien dotados y las mujeres repletas de cirugías que sirven casi como un accesorio del masculino desde su erección a su eyaculación cinematográfica.

El muestreo de mujeres profesionales, entre 30 y 60 años, tiene similitudes notorias, además de la preferencia del celular por sobre la computadora: parejas “normales”, marcos de sensualidad con producciones profesionales, la no necesidad de la genitalidad permanente (y hasta la utilización de contenido erótico no explícito), material amateur real y escenas de ficción, pero basadas en situaciones cotidianas eventuales y creíbles. Para no desilusionar al lector que vino buscando algo más jugoso, podemos comentar que cuando se busca algo fuerte, los preferidos son: hombres masturbándose solos, escenas de sexo anal y dos muchachos con una mujer.

Las lesbianas argentinas también son grandes consumidoras de porno, o eso es lo que parecen indicar los criterios de búsqueda. Sin saber realmente la orientación sexual de las consumidoras de este contenido específico, la categoría «lésbica» aparece entre las más buscadas por las mujeres, también la de “milf” (señoritas maduras, podríamos decir, para guardar el decoro).

Según Pornhub, una de las categorías predilectas de las mujeres aquí es “Argentina casero”. Es evidente que lo visual no es todo, y que escuchar a las parejas expresarse a la hora del sexo en la terminología que usamos generalmente, “garpa” para ellas a la hora del ratoneo.

«Muchas de las búsquedas más importantes tienen que ver con los lugares, los idiomas y la cultura de esos países. La conclusión es que a la gente le gusta ver porno protagonizado por sus conciudadanos», señala el informe del popular sitio web canadiense.

Entre las preferencias de ellas también está la categoría “Hentai”, que por lo que estoy pudiendo ver mientras escribo estas líneas, se trata de animé japonés sexualmente explícito. Curiosamente, como ocurre con la pornografía de ese país, en algunos videos los genitales aparecen pixelados. Sí, los de los dibujitos animados… Pero bueno, gustos son gustos.